Mi teléfono no ha dejado de sonar durante semanas. De nuevo, volvió a sonar.
«Veronica», dijo la voz al otro lado, «tenemos una idea».
Inmediatamente reconocí la voz que me hablaba. Conozco a Carlo Tacchetti prácticamente desde que empecé a trabajar en Microsoft. Es profesor de la Universidad Vita-Salute San Raffaele y el director del Centro Experimental de Diagnósticos por Imagen del IRCCS San Raffaele, uno de los hospitales más importantes de Milán.
Fue en la primavera de 2020, cuando la Covid-19 estaba haciendo estragos en Italia. Ni yo ni ninguno de los miembros de mi equipo teníamos tiempo para comer ni para hacer otra cosa que no fuera trabajar. Mientras tanto, nuestros buzones de correo estaban a punto de estallar por la cantidad de mensajes que llegaban.
En ese momento, a los médicos les resultaba difícil identificar a los pacientes más vulnerables de entre aquellos con síntomas del coronavirus más livianos, por lo que no tenían otra opción que dejarlos a todos ingresados en el hospital, con lo cual muy pronto empezaron a quedarse sin camas UCI.
Carlo me contó que a él y a su colega Antonio Esposito, otro profesor de la Universidad Vita-Salute San Raffaele y director adjunto del Centro Experimental de Diagnósticos por Imagen, se les ocurrió una forma de abordar este problema. Su idea era usar el cloud de Microsoft y la tecnología de inteligencia artificial para crear un algoritmo que pudiera calcular el nivel de riesgo de cada paciente. Este algoritmo analizaría imágenes de diagnóstico y parámetros del laboratorio, el estado de inflamación y los perfiles genéticos para, en teoría, ayudar a predecir rápidamente si había que enviar al paciente a la UCI o mandarlo a casa para que se recuperara allí.
«¿Nos ayudaréis con esto?», me preguntó Carlo.
Por supuesto que lo haríamos. En cuanto colgué el teléfono, contacté con dos colegas y juntos empezamos a idear una solución. El resultado es AI-SCoRE: un proyecto de colaboración entre el IRCCS San Raffaele y Microsoft, además del equipo de partners que reunimos, entre los que figuraban NVIDIA, Porini y Orobix, cuyo objetivo era ayudar a los médicos a identificar de forma rápida y precisa a las personas con mayor riesgo de contraer la Covid-19, y respetando en todo momento la privacidad de los pacientes.
Ahora Carlo, especializado en oncología, y yo estamos pensando en llevar esta idea un poco más lejos. Nos gustaría crear algoritmos similares para ayudar a tratar a los pacientes con cáncer, especialmente para identificar aquellos con más probabilidades de una recaída. De esta forma, Carlo podrá extremar la vigilancia y aplicar medidas preventivas.
La confianza aparece cuando hay un propósito común
Creo que uno de los motivos por los que Carlo cogió el teléfono y me llamó es porque ambos tenemos un propósito común. La transformación digital en el sector sanitario no es solo un interés profesional para mí y mi equipo. Al igual que Carlo, creemos que tener un acceso equitativo a la atención sanitaria es un derecho fundamental para todos los ciudadanos. Y para ello es prioritario mejorar su calidad, haciéndola más eficaz, eficiente y sostenible con la tecnología digital, sin perder de vista la confidencialidad de los pacientes y la protección de los datos.
Esa mentalidad no es en ningún caso exclusiva de mi equipo. Es la misma que tienen nuestros partners y Microsoft en su conjunto, cuya misión es «proporcionar a cada persona y a cada organización del planeta lo que necesitan para llegar más lejos». Esa motivación es la semilla de la que surge la confianza.
Con esa confianza, y con la fiabilidad de las funciones de seguridad, privacidad y cumplimiento de Microsoft, las organizaciones sanitarias pueden avanzar mucho más rápido cuando lo necesitan. Y un ejemplo de ello que me viene a la cabeza es la organización sanitaria más grande de Finlandia: HUS.
HUS es uno de nuestros clientes consolidados. Juntos, llevamos varios años implementando nuevas herramientas digitales, con los servicios de cloud de Microsoft y Microsoft 365 ya implantados. Cuando entraron en vigor las medidas de distanciamiento social en 2020, tanto los pacientes como los médicos necesitaban cambiar su forma de interactuar, motivo por el cual HUS amplió rápidamente Microsoft Teams de 5000 usuarios a toda su plantilla, formada por 29 000 personas.
En un programa que, de otro modo, habría requerido un cambio lento y gradual, HUS fue capaz de cambiar a las consultas virtuales, al teletrabajo, a la colaboración online y a la programación digital de las citas prácticamente de la noche a la mañana. Y lo hizo con la total seguridad de que sus datos estarían protegidos de la mejor forma posible.
La clínica de neurocirugía de HUS ha empezado a usar Teams como un medio de compartir las tomografías y tomar decisiones más rápidas sobre el tratamiento. Incluso se están planteando colocar una tablet junto a cada cama en sus 23 hospitales para que el personal pueda hablar con los pacientes sin tener que entrar en la habitación y arriesgarse a que se propague la infección.
Si HUS no hubiera depositado toda su confianza en Microsoft –y eso incluye nuestra plataforma y nuestras funciones de protección de datos, privacidad, privacidad y cumplimiento–, ese cambio rápido y positivo habría sido inconcebible.
La colaboración se basa en la privacidad, la seguridad y el cumplimiento
Como ya he dicho, creo que la confianza empieza en las personas. Pero dado el mundo cada vez más complejo en el que vivimos, Microsoft también desempeña un papel importante. Cuando los clientes nos eligen a nosotros, se benefician de las mejores medidas de seguridad aplicadas de forma inteligente e integradas en toda nuestra cartera de soluciones. Se benefician también del machine learning y la automatización, implementados para abordar las ciberamenazas, además de un abanico completo de funciones innovadoras en materia de cumplimiento, privacidad, transparencia, protección legal y GDPR.
Los hospitales y las organizaciones sanitarias siguen a cargo de médicos que no siempre son expertos en tecnología digital. Esa es una de las razones por las que iniciativas como Microsoft AI Business School for Healthcare son tan útiles. Pero sobre todo es la razón que necesitamos para seguir demostrando que la plataforma y las soluciones de Microsoft son fiables de forma inherente.
En este sentido, Brad Smith es un pionero. Está detrás de proyectos como «AI for good», que promueve el uso ético de la inteligencia artificial. Y es gracias a él que tenemos nuestro servicio de notificación de amenazas, AccountGuard, disponible para las organizaciones sanitarias y de derechos humanos que trabajan con la Covid-19. Incluso hemos lanzado una iniciativa para ayudar a 25 millones de personas de todo el mundo a adquirir los conocimientos digitales que necesitan en una economía lastrada por la Covid-19. Todos estos esfuerzos sintetizan el compromiso de Microsoft de convertir la tecnología en una fuerza motriz fiable y positiva en todo el mundo.
Y, sin embargo, sabemos que nunca tendremos respuesta para todo. El mundo sigue cambiando. Por eso, el leitmotiv de Microsoft es no darnos nunca por satisfechos y comprometernos a seguir aprendiendo.
La confianza nos hace más resilientes
Si pienso en el futuro, sé que las organizaciones están deseosas de abordar los grandes problemas que afectan al sector. En Europa, algunas autoridades no han invertido en infraestructura sanitaria tanto como deberían. Nos enfrentamos a una población envejecida, a enfermedades crónicas y a la falta de datos interoperables. Sin embargo, historias como la del IRCCS San Raffaele en Milán y HUS en Finlandia nos demuestran que con la colaboración entre organizaciones y la unión de esfuerzos basada en la confianza podremos estar a altura y hacer frente a cualquier desafío que se nos presente.